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Las células madre del tumor son su único nicho celular inmortal y con capacidad para promover la progresión tumoral.
Gracias a las personas que participaron con nuestro proyecto a través de Precipita, el proyecto de investigación contra el cáncer de mama ha cumplido sus objetivos del primer año y recibió 33 292 € a través de la plataforma de crowdfunding.
Quiero dar las gracias a todas y cada una de las personas que contribuyeron durante esos tres meses (febrero a mayo de 2019) a hacer el proyecto posible. Algunos de vosotros me ayudasteis a transmitir mi mensaje, a través de la magnífica plataforma Precipita primero y, después, a través de las redes sociales, la prensa, la radio y la televisión. Otros colaborasteis con vuestro propio grano de arena y todos juntos sumaron mucho. Creamos una red perfecta de nudos y cuerdas entrelazados con el mismo fin, que era mantener una idea viva y hacer posibles los experimentos que demostraran que era cierta y que podría llegar a ser útil algún día para salvar vidas. Un proyecto de investigación diferente: desde la gente y para la gente. No todos los científicos tienen la suerte de crear desde cero algo así, mano a mano con personas anónimas que creen en su idea y la apoyan. Y por ello, estoy en deuda con todos vosotros y lo estaré siempre.
Este proyecto tiene además importantes connotaciones para mí, personales y profesionales, por ser el primer proyecto independiente concebido y diseñado por mí como joven investigadora. Todo esto hace, como imaginaréis, que le tenga un cariño especial.
Gracias a vuestra participación, los experimentos que estaban planificados en modelos murinos (roedores) pudieron desarrollarse, con éxito. El tratamiento funcionó en todos las pautas que probamos. Descubrimos que el microRNA era suficiente para frenar la aparición de nuevos tumores (que en los ratones control sí se desarrollaron con normalidad) y además evitó que los tumores crecieran en todos los casos. Un dato importante es que ninguno de los ratones testados desarrolló metástasis, cuando los controles sí lo hicieron.
Quisimos ir más allá y desarrollamos un modelo in vitro (para estudiar en placas de cultivos) a partir de esos modelos murinos. Y desde los tumores conseguimos crear los denominados “organoides”. Estas estructuras son tridimensionales y crecen sólo a partir de las células más peligrosas del tumor, las que se multiplican más rápidamente y son capaces de auto-renovarse. Son las que llamamos “células madre tumorales” y son el objetivo y la diana de esta terapia que estamos desarrollando. Los organoides que provenían de tumores tratados con nuestra terapia eran muy curiosos, diferentes a los organoides que se generaron desde tumores normales. Y además colapsaban al cabo de poco tiempo. Los pudimos analizar a fondo, desde el punto de vista más molecular, y descubrimos que efectivamente eran muy distintos y que de hecho, no tenían características malignas, sino todo lo contrario: el microRNA había provocado una transformación desde el fenotipo basal al luminal. Para aquellos no muy familiarizados con esos dos términos, voy a aclarar que el cáncer de mama basal es el de peor pronóstico y desgraciadamente, el que crece más incontroladamente y se disemina con más facilidad por el resto del cuerpo. Mientras que el luminal es de mejor pronóstico y fácil de combatir con los tratamientos que hoy existen. El efecto de nuestra terapia de diferenciación parecía muy claro y muy prometedor.
Ahora entramos en una nueva fase en la que debemos demostrar qué hace exactamente en microRNA que usamos en esas células tumorales para provocar tales cambios, tan espectaculares, y para frenar al fin y al cabo la aparición de tumores o el crecimiento de los que ya están. Desentrañar esos mecanismos no es sencillo, tenemos que observar y leer desde muy cerca el comportamiento de esas células tratadas, cómo responden, cómo “se expresan” o dicho de otro modo, qué genes despiertan y qué genes apagan. Descubrir y describir todo esto es hoy posible gracias a tecnologías muy avanzadas, como secuenciación de RNA mensajeros, del DNA, etc., incluso célula por célula. Y la cantidad de información que aporta es enorme.
Durante este próximo año tenemos dos grandes objetivos: el primero, profundizar en esos mecanismos de acción y descifrarlos, usando tecnología compleja como la que describía antes. El segundo objetivo (y este me hace especial ilusión) es trasladar nuestras observaciones a casos clínicos. Para lograrlo, acabamos de establecer una colaboración con colegas de la Universidad Complutense y del Instituto de Investigación del 12 de Octubre, para juntos poder crear una nueva red para este proyecto.
La intención es crear una plataforma de organoides, derivados esta vez de tumores de pacientes y probar en esos organoides la terapia que hemos definido, combinada con la quimioterapia ya aceptada. Nuestra intención es demostrar, en un modelo humano esta vez, que la terapia de diferenciación contribuye enormemente a bloquear el desarrollo del tumor y puede ser muy beneficiosa para los casos más complicados, como los tumores triples negativos o basales.
Ojalá consigamos avanzar juntos, aunque solo sea unos pequeños pasos, hacia el tratamiento eficaz de todos los tipos de cáncer de mama. Mi intención es poner todo lo que esté en mi mano para ser el mejor nudo posible de la red.
María Salazar-Roa, PhD
Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas
¿Cuál es nuestro objetivo? Los microRNAs (miRNAs) son una clase de pequeñas moléculas de RNA endógenas (sintetizadas en la propia célula) no codificantes (no contienen información que dé lugar a proteínas) que actúan como reguladores post-transcripcionales, induciendo la degradación de determinados RNA mensajeros, y bloqueando así la expresión de ciertas proteínas. Nuestro objetivo principal es demostrar que el tratamiento del cáncer con Para ello, pretendemos abordar nuestros objetivos utilizando modelos murinos de cáncer de mama, en los que aplicar los tratamientos y demostrar el efecto anti-tumoral y anti-metastático de nuestra molécula. Además, trabajaremos con las células tumorales in vitro para desarrollar organoides como el que se muestra en la imagen (1), capaces de reproducir en la placa la arquitectura del tumor. Estos modelos son muy útiles para comprender en concreto el comportamiento de las células madre (las originarias de los organoides) y su capacidad de auto-renovación. La manipulación en placa de las células tumorales nos permitirá también estudiarlas de cerca, haciendo análisis de DNA, expresión génica y determinando qué cambios moleculares concretos son responsables del bloqueo del crecimiento tumoral. nuestro microRNA elimina la población de células madre tumorales. Para ello debemos demostrar primero que el tratamiento es eficaz y que por tanto evitamos el crecimiento de los tumores y su diseminación por el organismo y segundo, que el mecanismo molecular que justifica esa acción anti-tumoral está basado en mermar la población iniciadora del tumor (CSCs).
Equipo La AECC lleva más de 40 años combatiendo el cáncer de raíz, apoyando sin interrupción la investigación básica y la traslacional, financiando los mejores proyectos nacionales, con sistemas de evaluación transparentes y eficaces: https://www.aecc.es/es Nuestro proyecto se enmarca en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, CNIO (https://www.cnio.es/es). La misión esencial del CNIO es llevar a cabo una investigación de excelencia y ofrecer tecnología innovadora en el ámbito del cáncer al Sistema Nacional de Salud y al Sistema Nacional de Ciencia e Innovación. Con esta finalidad constituyen objetivos estratégicos del CNIO: El CNIO es uno de los pocos centros oncológicos europeos que destina sus recursos a investigación básica y aplicada bajo un enfoque integrado, favoreciendo la interacción de los programas de investigación básica con los de diagnóstico molecular y de descubrimiento de nuevos fármacos, todo ello apoyado en una sólida infraestructura de equipamientos y servicios técnicos.
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Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)